Tierra Bomba, sin agua en medio del mar

Foto: Niño recoge agua de uno de los escapes de la manguera del bongo.

Que más paradójico que vivir en una isla que se encuentra rodeada de toneladas de agua salada y no hay ni una a gota de agua potable con la que sus habitantes puedan calmar la sed. En Tierra Bomba piden a gritos que se instale un acueducto y un alcantarillado como lo tiene Cartagena, pues ellos también hacen parte de ella y es su derecho.


La idea de que Colombia es inmensamente rica en agua no es tan cierta. Aunque el país ocupa el sexto lugar a nivel mundial en oferta hídrica, su distribución no es equitativa, pues solo la mitad de la población goza de ella. Igualmente su calidad es reprochable, debido al aumento de la población y los desechos aportados a los diferentes cuerpos de agua anualmente.

El Estudio Nacional de Agua (ENA) 2014, realizado cada cuatro años por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, IDEAM, en conjunto con 25 entidades ambientales y gubernamentales, asegura que el país cuenta con un rendimiento hídrico promedio que equivale a seis veces el promedio mundial y a tres veces el de Latinoamérica; además de reservas de aguas subterráneas, acumulada por la lluvia o los páramos, que triplican esta oferta y se distribuyen en el 74 por ciento del territorio nacional.

Cifras que se pensarían son suficientes para cubrir la demanda a lo largo del país, pero lo cierto es que por la ineficiencia de los sistemas de agua potable, no hay para tanta gente, pues cerca de 318 cabeceras municipales aún sufren desabastecimiento del líquido, de ellas 15 son capitales de departamentos y 37 tienen más de 50 mil habitantes. Así, Tierra Bomba hace parte de las islas del Caribe colombiano, en donde el agua escasea y los servicios de acueducto y alcantarillado sencillamente no existen.

Esta isla está ubicada al sur de Cartagena de Indias y al norte de la península de Barú, por lo que pertenece administrativamente al departamento de Bolívar. Para llegar allí es necesario dirigirse al sector del Laguito, detrás del hospital de Bocagrande, para tomar una lancha que cada 20 minutos recarga pasajeros y se desplaza hacia esa población.

Quien quiera viajar debe pagar la suma de dos mil pesos a los lancheros. En este lugar no hay un muelle de madera, como el de La Bodeguita, que los conduzca hacia la embarcación. Al contrario, lo único que se ve son kilómetros de arena y la única opción que tienen los pasajeros es quitarse los zapatos y arremangarse las botas del pantalón para tirarse hacia el agua y con gran dificultad abordar. Los más experimentados saben que la mejor opción es utilizar chanclas para evitar esta desgastante labor.

Luego de 10 minutos de recorrido se llega hasta esta población que ha decidido mostrar sobre las paredes de sus viviendas, por cierto muy coloridas, sus raíces afrodescendientes. El desesperante calor obliga a quienes no son nativos de esta región a mantenerse hidratados con botellas de agua que cargan todo el tiempo. Al llegar a la isla, éstas son arrebatadas por los niños que piden desesperadamente un sorbo de agua. Según Aguas de Cartagena, ACUACAR, empresa prestadora de servicios públicos, lo que impide que los tierrabomberos tengan un acueducto es que el costo de este proyecto sobrepasa los 14 mil millones de pesos por ser una territorio de difícil acceso.

Tierra Bomba no se encuentra dentro del suelo urbano de la ciudad, por el contrario sí lo está dentro de su suelo rural. En total tiene un superficie de 19.89 kilómetros cuadrados, que equivalen a 16.4 veces el área de la Universidad Nacional, de Bogotá.

En la actualidad, está conformada por cuatro centros poblados: Bocachica, Caño del Oro, la vereda de Punta Arenas y el caserío de Tierra Bomba, que toma el nombre general de toda la isla. Allí, habitan alrededor de 15 mil personas que luchan diariamente por conseguir agua potable, esa que tanto les ha prometido el Gobierno local, pero que nunca ha llegado.

En la isla existe la carencia de servicios públicos como luz eléctrica, gas, pero sobre todo hay una extrema escasez de agua potable. El 'Informe de Calidad de Vida Cartagena Cómo Vamos 2017' muestra que en las zonas rurales solo hay una cobertura del 4.6 por ciento de acueducto y del 1.9 de alcantarillado, a diferencia de la zona urbana que cuenta con un cobertura del 95.3 por ciento de acueducto y 91.4 de alcantarillado.


También, el estudio Joint Monitoring Programme, realizado por WHO y UNICEF en 2015, evidencia la desigualdad en el acceso a fuentes de agua mejorada entre las zonas rurales y urbanas de Colombia


Los tierrabomberos no saben lo que es tener agua potable

Antes de la aparición de los españoles en el Caribe colombiano, Tierra Bomba estaba habitada por tribus indígenas que fueron desapareciendo por la violencia implementada por los europeos. La isla ha sido una región que históricamente ha sufrido maltratos y violación de derechos humanos. Fue el lugar en el que desembarcaron a los esclavos negros traídos de África, quienes eran utilizados para las actividades de explotación de las canteras, atención de las haciendas de los españoles y la construcción de las murallas y fortalezas militares de la ciudad.

Como consecuencia de la convivencia y unión de estas tres culturas, este proceso histórico dejó en Tierra Bomba una población negra y mestiza que no superaban las 600 personas, pero que con el pasar de los años ha ido en aumento. La siguiente figura nos muestra cómo ha cambiado la densidad demográfica en la isla desde el año 2005 hasta el 2018.

Antes y después de la llegada de los Europeos

Tierra Bomba ha sufrido a lo largo de su historia múltiples transformaciones. Desde cambios en su nombre, como isla de Codego o Carex, hasta cambios geográficos significativos que aún determinan las condiciones de vida de sus pobladores. Para comprender la historia de la isla es necesario rememorar algunos hechos importantes ocurridos en Cartagena de Indias.

La escasez de agua potable en Cartagena, especialmente en sus zonas rurales, es un problema que existe desde la época precolombina y que hasta el día de hoy persiste.

El sistema que hasta entonces habían usado los primeros pobladores de Cartagena para abastecerse de agua era la lluvia. El agua era recogida de los tejados de las casas o las canaletas y luego era depositada en los aljibes donde se almacenaba. De este tanque subterráneo las personas sacaban agua para regar los cultivos, dar de beber al ganado, lavar la loza y por supuesto para el consumo.

En la época colonial, los españoles construyeron en Tierra Bomba un pozo o también llamado aljibe muy cerca al mar, que les permitió recolectar el agua lluvia y a veces agua dulce de acuíferos subterraneos. Opciones que no brindaban, ni brindan seguridad para su salud, pero que definitivamente calmaban su sed. Aunque han pasado 463 años desde la construcción de este aljibe, que ahora parece más un botadero de básura, sigue siendo utilizado por los habitantes para recolectar agua, especialmente para ser usada en el aseo personal.

“Este pozo ha sido por historia el acueducto de la comunidad, nos ha permitido subsanar la falta de agua”.

Mirla Aarón

Líder comunitaria del poblado de Tierra Bomba

Igualmente, la evacuación de aguas negras dependía de la época de lluvias, que las arrastraba hasta el mar. Actualmente, la única solución que tienen los isleños para tratar las aguas residuales es depositarlas en fosas sépticas que tiene cada uno en su hogar, las cuales producen un grave problema de salubridad.

Un sistema tan precario de evacuación de agua residuales y el consumo de agua de los aljibes, muchas veces contaminada, convierte a la ciudad en uno de los peores focos de contaminación y enfermedades. Antiguamente, esta situación provocaba disentería en los habitantes, una enfermedad infecciosa que inflama el intestino grueso, acompañada de fiebre, dolor abdominal y diarrea con sangre.

Esta enfermedad fue una de las cuatro principales causas de mortalidad en Cartagena en el siglo XIX. Según la OMS, un saneamiento deficiente está asociado con la transmisión de enfermedades como el cólera, la diarrea, la disentería, la hepatitis A, la fiebre tifoidea y la poliomielitis, enfermedad contagiosa que afecta principalmente a los niños por la ingesta de agua o alimentos contaminados. Aunque ahora es el siglo XXI, los habitantes, especialmente de las zonas rurales, siguen estando expuestos a todas estas condiciones insalubres que ponen en riesgo su vida. Así lo explica la psicóloga y especialista en Salud Pública María Helena Restrepo Espinoza.



ISLA DE TIERRA BOMBA, UN PUEBLO QUE SE RESISTE A MORIR DE SED