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Muertos vivientes vikingos


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Fecha
2015-12

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Universidad del Rosario

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Resumen
En algún recóndito paraje entre las laderas de la región montañosa de Thórmork, al sur de Islandia, yace el cuerpo de Thorolf el Cojo, enterrado hace aproximadamente 1000 años. Su epíteto se lo debe a Ulfar el Magnífico, quien antes de morir en un duelo defendiendo sus tierras alcanzó a herirlo en una pierna. La Saga de la gente de Eyr describe a Thorolf como un hombre injusto y despiadado y que aterrorizó a la población aun después de su muerte. Su hijo Arnkel incluso construyó una pared de piedra alrededor de su tumba para evitar que se siguiera saliendo. En vano. Las ovejas se seguían desapareciendo y algunos pastores morían aplastados por su mano. Thorolf era un draugr, un cadáver animado, un no-muerto, un muerto viviente del periodo Vikingo. La primera referencia a los draugr se le puede atribuir al escaldo Bragi Braddson (IX d.C.), famoso por sus poemas dedicados al rey sueco Ragnar Lodbrok. Braddson los describe sin muchos detalles como cuerpos de guerreros que merodeaban ocasionalmente entre los vivos. En las sagas islandesas y noruegas (entre los siglos XII y XIV d.C.) se explora más a fondo su naturaleza. A veces son descritos como aptgangr, aquellos que caminan después de la muerte. Se dice que incluso durante los rituales funerarios ya daban señales de inquietud. El cuerpo se estremecía camino a la tumba y pesaba más de lo normal, al punto que debían levantarlo entre varios hombres o con palancas, como en el caso de Thorolf. En ocasiones se les denominaba haugbui, literalmente habitantes de los montículos. Eran muertos vivientes que no salían de sus tumbas, o no se alejaban de ellas, sino que las custodiaban.
Abstract
Palabras clave
Vikingos , Cuerpos de guerreros , Cultura , Historia , Civilizaciones , Thorolf , Los draugr
Keywords
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