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Acceso Abierto
Informe final : comisión de la verdad sobre los hechos del Palacio de Justicia
Título de la revista
Autores
Gómez Gallego, Jorge Aníbal
Herrera Vergara, José Roberto
Pinilla Pinilla, Nilson
Archivos
Fecha
2010
Directores
ISSN de la revista
Título del volumen
Editor
Universidad del Rosario
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Resumen
1. Hace 25 años, en 1985, un hombre exigió que cesara el fuego. El llamado
fue desoído. Esa vida fue acallada en medio de una pira fatal a la vista de todos
los colombianos, atónitos y silenciosos. El gesto de Alfonso Reyes Echandía
mal podría ser visto como el acto por demás comprensible y humano de
una víctima sacudida por el miedo; es, en realidad, una demanda ética cuya
grandeza aún debe ser valorada y ponderada por nuestro país.
2. “Que cese el fuego” no es simplemente el pedido de detener una
desproporcionada operación militar desatada en respuesta al demencial
ataque de un movimiento guerrillero que provocó el Holocausto del Palacio
de Justicia, sino la exigencia de pensar una forma distinta de resolver los
desacuerdos entre colombianos; un llamado al rechazo a la violencia; una
exhortación al diálogo y al respeto irrestricto de la vida humana por sobre
consideraciones estratégicas. Sabemos que el llamado de Reyes Echandía
no recibió ni siquiera el mínimo reconocimiento de una respuesta.
3. El 6 y el 7 de noviembre de 1985, Colombia renunció a la palabra
y dejó que las armas, en su feroz e irracional intercambio, reemplazaran el
Estado de derecho y los valores ciudadanos esenciales.
4. Como ayer, Colombia sigue hoy debatiéndose entre el pedido moral
de cesar el fuego y la lógica implacable de las armas, en una dicotomía que los
clásicos padres del derecho ya habían identificado con sobriedad. ¿Es cierto
que cuando habla la espada, la ley calla? ¿Estamos forzados a ignorar la voz
de nuestros hermanos que exigen diálogo, inteligencia y compasión? ¿La
ley y nuestro derecho a vivir en paz no son más que rehenes de la violencia?
5. Las secuelas de la violencia en el Palacio de Justicia persisten un cuarto
de siglo después de su ocurrencia, y muchos de los interrogantes surgidos durante
esas 28 trágicas horas aún subsisten. Colombia se debate entre quienes
consideran que éste es un capítulo cerrado de la historia del país, quienes
no aceptan una reflexión acerca de las dimensiones y responsabilidades de lo ocurrido entonces, quienes desconocen lo sucedido y quienes aún esperan
una respuesta de la justicia frente a lo acaecido.
6. Simultánea y paradójicamente, ningún hecho como la toma armada
y sangrienta del Palacio de Justicia por parte del Movimiento 19
de Abril (M-19) y la exorbitante operación de respuesta de las Fuerzas
Armadas del Estado colombiano ha generado y sigue generando tan
profundas divisiones en el país, actitudes beligerantes de negación de lo sucedido,
evasivas, unilaterales; verdades a medias que no admiten espacio
para la discusión civilizada. Hoy al igual que en 1985, cuando el llamado a
que cesara el fuego hecho por el entonces Presidente de la Corte Suprema de
Justicia fue sistemáticamente desatendido, se hacen imperiosos el diálogo,
la reconciliación y el perdón.
Abstract
Palabras clave
Administración de justicia , Delitos políticos - Colombia , Responsabilidad del estado - Colombia , Toma del palacio de justicia - Colombia