Bella: una de las tantas muertes sin olvido

El largo camino que salvó a Saúl

Algunos bogotanos han vivido momentos de dolor en medio de la búsqueda del bienestar animal. Uno de ellos es el de la familia Forero Vásquez quienes perdieron a Bella, una perrita Yorkshire Terrier, hace un año. Ahora las hermanas Nora Patricia, Lina María y Luz Angela buscan que el proceso de demanda que ellas interpusieron en el año 2017, les permita generar un precedente contra los vendedores de fauna doméstica en la ciudad.

Primera foto de Bella, una Yorkshire Terrier comprada en Bogotá, el 5 de agosto del 2017. Foto: Luz Ángela
                    Forero.
Primera foto de Bella, una Yorkshire Terrier comprada en Bogotá, el 5 de agosto del 2017. Foto: Luz Ángela Forero.

Solo dos retratos quedan de Bella, la Yorkshire Terrier que compró la familia Forero Vásquez el 5 de agosto del 2017. “La única que nos mostró el comprador, que es donde se ve hermosa, para el regalo de cumpleaños de nuestra hermana Lina María. Y desafortunadamente la última imagen que nos llevamos de la perrita es en el entierro, al día siguiente, 6 de agosto”, dice Luz Ángela Forero.

Cuando mencionan el nombre de Bella, la voz de la familia Forero se quiebra y los ojos se cierran para no afrontar el silencio y el vacío que dejó el dolor de su partida. Intentando recordarla, la memoria las lleva a la pérdida de la primera perrita de la familia Forero, Lolo el cual sus padres decidieron comprar para que fuera la compañía de las tres Forero: Nora Patricia que es la hermana mayor, Lina María y Luz Angela Forero Vásquez hermana menor.

Última foto de Bella Villavicencio, Meta Foto: Luz Ángela Forero
Última foto de Bella Villavicencio, Meta Foto: Luz Ángela Forero

La pérdida de Bella, en menos de 24 horas, dejó un vació profundo en la vida de estas tres hermanas. Pero los sentimientos de dolor, la tristeza y la frustración por los que pasaron por la pérdida de esta Yorkshire Terrier era algo que había vivido unos años atrás por la muerte Lolo, un Schnauzer color pimienta, que compraron en la avenida Caracas con 57 de la ciudad de Bogotá. Una desgracia tras otra volvía para las Forero Vásquez. “Ahí donde están todas las ventas de perros nos lo entregaron con el tema de las vacunas, desparasitado y muy peluqueado. Se veía muy bonito, pero solo duro unos días”, cuenta Lina María.

Los pocos recuerdos de Lolo y Bella vuelven a evocar a la memoria de la familia Forero los días de sufrimiento que vivieron por salvar las vidas de estos seres que, para ellas, ya eran parte de la familia. Los dos fueron diagnosticados con la misma enfermedad: garrapatas. Según el veterinario Juan Pablo Chacón “esta es una de las enfermedades más comunes que prospera en condiciones de suciedad y sobre todo si la camada nació de una madre no vacunada la cual casi siempre tienen un historial de problemas por parásitos intestinales, nutrición deficiente o temperaturas extremas”.

El sentimiento por tener una Yorkshire Terrier, como Bella, nació para las Forero desde que una estudiante que tomaba clases de inglés con Luz Angela llevaba a la casa a Luna, una perra de esta raza. “Los padres de mi estudiante empezaron a pedirme el favor que cuidara la perrita. Entonces, se convirtió en un acompañamiento para nuestro perro labrador chocolate Gill, de ahí pues nació el amor por esa raza y quisimos otorgarle a mi hermana Lina María una el día de su cumpleaños”.

Así, y para que no se repitiera la historia de Lolo, decidieron buscar un lugar, lejos de la avenida Caracas con 57, más confiables donde primara el bienestar del nuevo integrante de la familia Forero. Entonces empezaron a realizar la búsqueda por Facebook. Luz Ángela recuerda que les pareció acertada la propuesta que ofrecía Leonardo Lovera López en su página y que por la cercanía del cumpleaños de su hermana, decidieron tomar la decisión un poco apresurada y aceptaron un negocio que no iba a traer nada bueno.

Y es que no es de negar que con la masificación de las nuevas tecnologías, en especial de las redes sociales, muchas tiendas de mascotas, que en su mayoría son clandestinas, utilizan como plataforma de venta de los animales estas herramientas virtuales.

“En la actualidad el maltrato animal se evidencia en diferentes lugares de venta en Bogotá, por ejemplo, en algunos sitios autorizados para vender animales domésticos como Restrepo, Trinidad Galán, Kennedy, Avenida Caracas con 57, veterinarias, tiendas de barrio distribuidas por toda la ciudad”, explica Gloria Flórez Schneider, Secretaria Distrital de Gobierno en el informe Política Pública Distrital de Protección y Bienestar Animal 2014.

Por otro lado, para la Coordinadora de la Federación de Entidades Defensoras de Animales y del Ambiente de Colombia (Fedamco) María Constanza Moreno, estos puntos no son los únicos que venden y compran perros y gatos. “Como no está controlado, ni regulado no todos los animales que venden en las tiendas de mascotas provienen de criaderos. La mayoría son de personas que cruzan los animales solo para proveerse de dinero y esto también lo hacen amas de casa, personas que viven de eso”.

Llegó el día el 5 de agosto del 2017, Nora Patricia y Luz Ángela se dirigieron a la casa de Leonardo Lovera. “Hicimos todo el contacto, acordamos precio, el lugar de entrega, con que vacunas y con un contrato. Fuimos a la casa de él y allá fue donde la adquirimos, pero desafortunadamente no la tenían lista. Él nos demoró tiempo a solas con la esposa en el apartamento mientras que el salió de la casa y cuando regresó a las horas fue que él nos la entregó. Y fue así como de afán, la peinó, le puso el moñito, que la pasen muy rico, listo y chao. Y nos sacó así, llegamos a la casa para la celebración de los cumpleaños de mi hermana”.

Celebración del cumpleaños de Lina María Forero junto a Bella. Foto: Luz Ángela Forero.
Celebración del cumpleaños de Lina María Forero junto a Bella. Foto: Luz Ángela Forero.

Al siguiente día del cumpleaños de Lina María, los Forero jamás creyeron llevarse una sorpresa tan grande. Debían viajar a Villavicencio para continuar con la celebración de los cumpleaños de su hermana, pero ahí empezó el decaimiento de Bella en el viaje: era débil y somnolienta. “Mi hermana, dice Luz Ángela, empezó a peinarla, acicalarla, limpiarla y fue cuando encontramos que estaba llena de garrapatas, de pulgas ya tenía hematomas, moretones y seguía con el decaimiento, optamos por llevarla ahí en Villavicencio a una veterinaria”.

Bella desde su llegada a la clínica permaneció con pronóstico reservado. Foto: Luz Ángela Forero
Bella desde su llegada a la clínica permaneció con pronóstico reservado. Foto: Luz Ángela Forero.

Bella murió el 6 de agosto del 2017. Así lo reportó la historia de la clínica veterinaria El Mundo de La Mascota: “La paciente permaneció en estado estuporoso desde su llegada a la clínica con un pronóstico reservado a malo. La gravedad del caso se explica debido a la presencia de pulgas y garrapatas, hematomas multifocales. Finalmente, presenta un paro cardiaco y no tiene respuesta a la reanimación. Dando como resultado el fallecimiento a las 8 de la noche”.

Bella en la clínica veterinaria El Mundo de La Mascota.
Bella en la clínica veterinaria El Mundo de La Mascota.

Hoy, después de dos años de la promulgación de la Ley 1774 del 2016, la familia Forero busca fórmulas para demandar justicia y una pronta regulación en la compra y venta de animales. Esta vez ellas no se quedaron calladas como cuando murió el Schnauzer Lolo. Indagaron, buscaron y encontraron que en la Ley 1774 del 2016 la protección animal quedó definida para el ordenamiento jurídico colombiano de la siguiente forma: “El trato a los animales se basa en el respeto, la solidaridad, la compasión, la ética, la justicia, el cuidado, la prevención del sufrimiento, la erradicación del cautiverio y el abandono, así como de cualquier forma de abuso, maltrato, violencia, y trato cruel”.

Al tratarse de una definición desde el código penal, se determinaron las penas de prisión, las multas y la interdicción de derechos y funciones públicas en que incurre aquella persona que cometa este delito. Para las hermanas Forero el señor Leonardo Lovera debe pagar por lo que les hizo, pero no solo el engaño de venderles un animal en ese estado, sino por el mismo hecho que lleva implícito el maltrato hacia Bella.

Gill un Labrador y Marsa, otra Yorkshire Terrier, a quien adoptaron tiempo después de la muerte de Bella.
                    Foto: Katherin Castro B
Gill un Labrador y Marsa, otra Yorkshire Terrier, a quien adoptaron tiempo después de la muerte de Bella. Foto: Katherin Castro B

La familia Forero asegura que el desgaste emocional las llevó a emprender un proceso jurídico instaurado, en primer lugar, ante la Superintendencia de Industria y Comercio, pues, afirma Luz Ángela Forero, buscan que inicialmente el señor Leonardo Lovera les devuelva el millón de pesos que le habían pagado, y que al mismo tiempo las autoridades pertinentes puedan sancionarlo para que no siga vendiendo animales de fauna doméstica sin bienestar animal.

“En el momento, el proceso de la demanda ha fallado a nuestro favor en el cual el señor tiene que darnos la devolución total del dinero por lo que costó la perrita. Sin embargo, él tuvo plazo de 10 días hábiles después de que se hizo el fallo, pero hoy en día no nos ha llamado. Por lo tanto, estamos esperando a que la Superintendencia nos vuelva a dar un dictamen final a ver cuál es el siguiente paso”, explica Luz Ángela.

La Asesora del Ministerio del Interior en Convivencia y Protección Animal, Yerly Mozo explicó en el primer congreso Internacional Colombia Libre de Maltrato animal que “sin duda urge una ley, que reglamente o que permita, frenar todo este fenómeno de producción masiva de animales sin control que sencillamente por donde se le mire, no tiene una razón de ser y que promueve el abandono y el maltrato, todo esto tiene que ir unido con una correcta educación”.

Luz Ángela Forero con Marsa la Yorkshire Terrier. Foto: Luz Ángela Forero.
Luz Ángela Forero con Marsa la Yorkshire Terrier. Foto: Katherin Castro B.

Hoy hace falta Bella y Lolo en la familia Forero. Pero por cosas de la vida llegó Marsa, otra Yorkshire Terrier, a quien adoptaron pues sus dueños no la podían tener. “Por casualidad de la vida en un viaje que hicimos a Villavicencio dimos con Chiqui y con Luna que son mamá e hijo. Dos perritos que fueron abandonados por una señora en la finca. Entonces decidimos traerlos y después pasamos de tener un perro grande Gill y Marsa, a cuatro miembros en muy corto tiempo”.

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