Dos años después de la Ley 1774 de 2016, sigue el debate sobre los animales de calle: las esterilizaciones y la comercialización de la fauna doméstica en Bogotá. Todos los protagonistas opinan que se debe hablar al respecto y proponen alternativas que permitan un mejor desarrollo en cuanto a la normativa. Según Secretaría de Salud del Distrito Capital en la ciudad hay 1.227.905 animales en la calle.

Ahora los animales cuentan con más protección que en años anteriores. Aunque falta mucho en la materia, estos seres sintientes no sólo están siendo acompañados por las instituciones que buscan el bienestar animal, ONG y fundaciones, sino que la Policía Ambiental y el Instituto de Protección y Bienestar Animal (Idpyba), también son sus aliados.
Este último, por ejemplo, a partir de su dirección de Escuadrón Anti Crueldad intervino las zonas más comunes de comercialización en Bogotá en el año 2016, registrando, en 122 visitas, 87 aprehensiones debido al mal estado en que se encontraban los caninos. En el sector de la avenida Caracas con 57 se realizaron dos operativos donde se incluyeron cerca de 7 establecimientos en los cuales se tomó un promedio de 50 a 60 animales en condiciones de hacinamiento, baja corporal, ectoparásitos, deshidratación y enfermedades infectocontagiosas. De igual manera, según Idpyba, en esos mismos meses se atendieron 2.000 animales habitantes de calle.
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Para Andrea Delgado, Asesora Jurídica de la Plataforma Alto, hay varios cambios que debe asumir el Gobierno si quiere encontrar una forma de mitigar el maltrato animal. Lo primero que hace falta es la reglamentación de la norma. “Ni el Ministerio de Justicia, ha logrado hacer la reglamentación, muy necesaria para el país. Porque obviamente las leyes son generales y no pueden entrar en aspectos específicos a determinar que tanto tiene que hacer un alcalde, que tanto tiene que hacer un gobernador, la Policía Ambiental, cómo tienen que actuar los jueces, el Ministerio del Interior y la Fiscalía”.

Otro problema, que explica el Subintendente Yuliet Stiwar Piamba Bolaños de la Policía Ambiental, es que los vendedores buscan la manera de burlar la Ley y falsifican o consiguen certificados de la Cámara de Comercio sin ningún tipo de control. “La Ley no establece si usted como ciudadano puede sacar otra Cámara de Comercio ante cada irregularidad. Es decir, si le cierran el establecimiento de comercio abierto al público, usted con su número de cédula puede ir y abrir otro, o sea que no queda vetado”.
Aunque, muchas organizaciones han intentado hacer seguimiento a los establecimientos que incumplen la normatividad actual de bienestar animal, hay algo en lo que coinciden las fundaciones u organizaciones y el Distrito: falta un censo actualizado de el número de establecimientos abiertos al público y personas naturales que comercializan en su casa o por redes sociales; el número de criaderos existentes, y el total de animales habitantes de calle. Esto, que es esencial, permitiría diagnosticar la situación de esta población en la capital.

Este año la Federación de Entidades Defensoras de Animales y de Ambiente de Colombia (Fedamco), se acercó a diferentes instituciones del Estado para realizar un censo sobre el tema, pero no fue posible. “Nosotros —dice María Constanza Moreno directora de Fedamco— solicitamos que fuera incluido en el DANE con el censo actual. Hubiera sido algo maravilloso, una sola pregunta podría inferir un número más exacto de la cantidad de animales domésticos, hasta ahora, todos son estimados, ni siquiera la Secretaria de Salud tiene cifras definitivas de cuántos animales hay con y sin dueño (perros y gatos) en Bogotá”.
Por esto, en parte, hoy la situación parece no ser diferente a lo que ocurría cuando no existía la Ley 1774 del 2016 en la comercialización de perros y gatos, una violencia invisibilizada dentro de la ciudad. Tan solo en 1999 la Secretaria Distrital de Salud estima que en Bogotá había 599.621 caninos, y para la población felina para el inicio del milenio la cifra había aumentado un 2,13%, evidenciando 616.826 caninos y en felinos 144.945. Pero, para el 2013 el incremento de la población de perros fue de 934.419 y en gatos fue de 329.160. Según datos de la Universidad de Ciencias Aplicadas y Ambientales (UDCA) del año 2015 señala que en las calles habitan 1’270.040 animales que viven a su suerte, de los cuales 935.374 son perros y 334.666 gatos.

Las Organizaciones aseguran que lo preocupante es que en estos momentos las cifras se basan en estimados poblacionales, lo que de nuevo no permite conocer el estado verdadero del problema y no permite abrir el abanico de posibles soluciones para los animales de fauna doméstica que se comercializan.
Por esta situación, sin un censo específico, se requiere ser más estrictos y tomar cartas en el asunto para regular la crianza y venta de animales, pues según María Moreno “las esterilizaciones fueron reactivadas hasta el mes de junio de 2018, pero hubo un lapso de tiempo de 6 meses donde no hubo esterilizaciones en Bogotá, entonces, la cantidad de nacimientos de animales tanto perros y gatos fue una explosión demográfica terrible, vas a un barrio de ciudad bolívar y allá la situación es totalmente caótica”.
Fedamco, La Plataforma Alto, Fundación Yerly Mozo y La Policía Ambiental, sugieren que las esterilizaciones sean de manera urgente para los animales callejeros, y que la implantación del microchip sea tanto para los de calle, como para los que comercializan. También especifican que de forma alterna se adopten otras medidas que permitan identificar si el animal ya fue esterilizado y si tiene dueño. Así, se lograría llegar a determinar cuántos animales de raza están siendo comercializados en Bogotá.
A propósito de esta propuesta la Plataforma Alto y el Senador García Realpe presentaron, el pasado 20 de julio del 2018, el proyecto “Sistema Nacional de Protección y Conservación Animal Por la Convivencia Interespecial: SISANIMAL”, que busca encontrar la normativa a la protección de la fauna doméstica, como perros y gatos.

Según Yerly Mozo, de la Fundación Yerly Mozo y Asesora de Convivencia y Protección Animal del Ministerio del Interior, las organizaciones indican que con la regulación de la normativa se solucionaría, un problema de sanidad y salud pública, porque con cifras concretas se puede medir la efectividad que se tiene para la resolución de estos casos de maltrato animal.
“En esta medida es necesario dar un trato diferente al que se le venía dando históricamente al de la laxitud, pues esto es fundamental para darle viabilidad a esta problemática. Entonces creo que Colombia está en un renacer donde se tienen muchos aspectos en los que se debe trabajar”, explicó el Subintendente Yuliet Stiwar Piamba Bolaños de la Policía Ambiental.

En cuanto a este mismo tema, María Alejandra Mariño Antropóloga animalista y abolicionista, advierte que la Ley 1774 del 2016 está siendo muy operativa por la falta de regulación en cuanto a los procesos de venta y abandono. “Desde mi perspectiva, la venta de animales, debería abolirse completamente, erradicarse. Porque, no es solo la venta, por si misma, sino la crianza, y lo que hay detrás de la crianza. Entonces, no solamente es el animal que está en el cristal esperando a que lo compren, sino todo lo que hay detrás, es decir, ese fetichismo del mercado donde uno solamente ve el objeto por sí mismo, pero hay mucho más detrás de él y en este caso no estamos hablando de objetos, sino de seres sintientes y detrás de un bebé hay una mamá y un papá”.
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Pero nada de esta regulación es posible, si los protagonistas del debate no se sientan a hablar. “Los activistas y proteccionistas debemos trabajar de una manera activa y conjunta con la institucionalidad, para cambiar la percepción y el sentir de los colombianos, sobre todo, en la forma de tratar a los animales. Entonces unir los esfuerzos de la parte privada, la ciudadanía y las instituciones es fundamental, pero hay un problema muy grave, las instituciones hacen cosas y la ciudadanía no cree y la ciudadanía hace cosas y no le llegan a la institucionalidad. En lo personal, creo que sí se pueden unir esfuerzos y tenemos que ser muy proactivos y aportar de manera muy constructiva, para llegar a lograr tener resultados concretos por los animales”, menciona Yerly Mozo.
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